Kin price

KIN

#723

Los tokens de Kin entran en circulación a través de un modelo de incentivos conocido como Kin Rewards Engine, o "KRE," que recompensa a los desarrolladores que crean experiencias convincentes para los usuarios con Kin como base de su compromiso. Esto ofrece un modelo de monetización del software que incentiva la adopción de nuevos casos de uso y la creación de valor para una criptomoneda, así como el fomento del intercambio de valor entre los usuarios, en contraposición a la recolección de datos de los usuarios y la atención sin ningún beneficio para los propios usuarios. Esta nueva alternativa vuelve a alinear a los usuarios y desarrolladores en torno a una economía digital compartida en la que los creadores y desarrolladores de contenido que generan valor son el centro de atención, no los grandes monopolios de datos.

La blockchain Kin opera de forma autónoma a través de un modelo de consenso federado, compuesto actualmente por más de 11 nodos de validadores distribuidos globalmente, con el fin de mantener la tolerancia a fallos y, al mismo tiempo, permitir tarifas de mínimas a ninguna y velocidades de confirmación rápidas. En la actualidad, las identidades de los operadores de nodos son privadas para mantener la seguridad operativa, pero estos son proveedores de servicios digitales de buena reputación y supuestamente independientes, con un historial de disponibilidad y mantenimiento confiables.

La distribución y la lógica algorítmica del motor de recompensas de Kin es supervisada por la Fundación Kin, una organización sin fines de lucro con sede en Ontario, Canadá. El Kin no distribuido se mantiene en un tesoro institucional que se controla a través de una serie de períodos de vesting, directrices de inflación y controles de custodia fiduciaria que garantizan la transferencia segura y el uso adecuado de los fondos. También se proporcionan garantías contra el correo basura y el fraude como servicio hasta que la distribución de Kin pueda automatizarse totalmente con esas salvaguardias adicionales. Al final del período de distribución no existirán más de 10 billones de Kin en el ecosistema de Kin, ya que la gran cantidad de suministro debía permitir su adopción masiva por los usuarios de todo el mundo mientras se realizaban transacciones en denominaciones de números enteros, en lugar de decimales.

Kin (KIN) se destaca como una criptomoneda diseñada para transacciones globales sin problemas, eliminando la necesidad de intermediarios. Lanzada en 2017 por Kik Inc., Kin operó inicialmente en la blockchain de Ethereum antes de migrar a Solana en 2020. Este traslado a Solana mejoró la escalabilidad de Kin, permitiendo transacciones casi instantáneas con tarifas mínimas, manteniendo un impacto neto de carbono del 0%, alineándose con prácticas sostenibles.

El ecosistema de Kin prospera en la descentralización, sin una autoridad central que supervise su desarrollo. En su lugar, una comunidad global de interesados impulsa su crecimiento, asegurando que la moneda permanezca no inflacionaria con un suministro totalmente distribuido. Esta naturaleza descentralizada fomenta un entorno donde se anima a los usuarios a adoptar Kin para pagos, con iniciativas como airdrops que promueven aún más su uso.

La utilidad de Kin se extiende a través de varias plataformas, incluyendo sitios web, aplicaciones y juegos, donde funciona como un medio para micropagos. La plataforma de pagos global de Code Inc. ejemplifica esto al permitir que los creadores de contenido moneticen su trabajo con transacciones tan bajas como $0.05, evitando las restricciones de los modelos de pago tradicionales. En 2024, Code Inc. aseguró financiamiento inicial de firmas prominentes de capital de riesgo y líderes en blockchain, subrayando el potencial del ecosistema de Kin.

La claridad regulatoria es otro distintivo de Kin, como lo demuestra el acuerdo de Kik Inc. con la SEC, que confirmó que Kin no requiere registro como un valor.

La tecnología detrás de Kin (KIN) es una fascinante combinación de innovación y evolución estratégica. Inicialmente lanzado en la blockchain de Ethereum como un token ERC20, Kin ha migrado a la blockchain de Solana, aprovechando su tecnología SPL. Esta transición fue fundamental para mejorar la escalabilidad y eficiencia de Kin, permitiendo transacciones casi instantáneas con tarifas mínimas. La infraestructura de Solana soporta un alto rendimiento y baja latencia, lo cual es crucial para la visión de Kin de una adopción global masiva.

La naturaleza descentralizada de Kin es una piedra angular de su tecnología. A diferencia de los sistemas financieros tradicionales que dependen de intermediarios, Kin permite transacciones globales sin permisos. Esto significa que los usuarios pueden intercambiar valor sin necesidad de una autoridad central para facilitar o aprobar las transacciones. El modelo descentralizado se refuerza aún más por el hecho de que el suministro de Kin es no inflacionario y está completamente distribuido, asegurando que no se puedan crear tokens adicionales, lo que ayuda a mantener su valor a lo largo del tiempo.

La seguridad es un aspecto crítico de cualquier blockchain, y Kin se beneficia de las robustas medidas de seguridad inherentes a la blockchain de Solana. Solana utiliza un mecanismo de consenso único conocido como Prueba de Historia (PoH), que marca las transacciones con un sello de tiempo para crear un orden verificable de eventos. Este mecanismo, combinado con Prueba de Participación (PoS), ayuda a prevenir ataques de actores malintencionados al hacer que sea computacionalmente costoso y prácticamente inviable alterar el historial de transacciones o tomar el control de la red.

El ecosistema de Kin está respaldado por una comunidad diversa y autónoma de interesados. Este modelo de gobernanza descentralizada asegura que ninguna entidad única controle el desarrollo o la dirección de la economía de Kin. En cambio, los interesados están alineados económicamente e incentivados mutuamente para expandir la utilidad de Kin, fomentando un entorno colaborativo donde el valor creado beneficia a todos los participantes.

La integración de Kin en varias plataformas resalta sus aplicaciones prácticas. Se utiliza como una forma de moneda en sitios web independientes, aplicaciones, juegos y servicios. Por ejemplo, la plataforma de pagos globales de Code Inc. empodera a los creadores de contenido y desarrolladores para monetizar su trabajo a través de micropagos. Esto abre nuevas fuentes de ingresos al permitir que los creadores cobren pequeñas cantidades, como $0.05, por su contenido, lo cual sería impráctico con los sistemas de pago tradicionales debido a las altas tarifas de transacción.

El panorama regulatorio para las criptomonedas puede ser complejo, pero Kin ha logrado un nivel de claridad que muchos otros activos digitales no han alcanzado. En 2020, Kik Inc., el creador de Kin, llegó a un acuerdo con la SEC de Estados Unidos, que concluyó que Kin no necesitaba ser registrado como un valor. Esta claridad regulatoria proporciona una base estable para el crecimiento y adopción continuos de Kin.

La migración de Kin a Solana también se alinea con los objetivos de sostenibilidad ambiental. La tecnología blockchain de Solana presume de un impacto neto de carbono del 0%, lo que la convierte en una opción amigable con el medio ambiente para la economía de Kin. Este aspecto es cada vez más importante a medida que el mundo se vuelve más consciente del impacto ambiental de las tecnologías blockchain.

En el contexto más amplio del panorama de las criptomonedas, el viaje de Kin de Ethereum a Solana ejemplifica la naturaleza dinámica de la tecnología blockchain y las decisiones estratégicas que pueden impulsar el éxito de una criptomoneda. Al adoptar las capacidades avanzadas de Solana, Kin se ha posicionado para satisfacer las demandas de una economía global en crecimiento, ofreciendo una plataforma escalable, segura y sostenible para transacciones digitales.

Kin (KIN) es una criptomoneda descentralizada diseñada para facilitar transacciones sin intermediarios. Surgiendo de Kik Inc. en 2017, Kin se lanzó inicialmente en la blockchain de Ethereum antes de migrar a Solana en 2020. Esta transición permitió a Kin ofrecer transacciones casi instantáneas con tarifas mínimas, convirtiéndola en una opción viable para la adopción generalizada.

Una de las aplicaciones principales de Kin es como una forma de moneda digital dentro de un ecosistema diverso de aplicaciones, sitios web y juegos. Empodera a los creadores de contenido y desarrolladores para monetizar su trabajo a través de micropagos. Por ejemplo, utilizando plataformas como Code Inc., los creadores pueden cobrar pequeñas cantidades, como $0.05, por su contenido, lo cual los sistemas de pago tradicionales podrían no soportar debido a tarifas más altas. Esto abre nuevas fuentes de ingresos y fomenta la producción de contenido digital.

Kin también juega un papel en incentivar la participación de los usuarios con contenido digital. Al recompensar a los usuarios con Kin por interactuar con aplicaciones o servicios, las empresas pueden fomentar una base de usuarios más comprometida y activa. Este modelo no solo beneficia a los usuarios, sino que también mejora la propuesta de valor para desarrolladores y creadores de contenido.

Además, Kin facilita las transacciones de persona a persona, permitiendo a los individuos intercambiar valor directamente sin necesidad de una autoridad centralizada. Esta capacidad es particularmente beneficiosa en regiones donde los servicios bancarios tradicionales son limitados o costosos.

Además de estos usos, la claridad regulatoria de Kin, lograda a través de un acuerdo con la SEC de EE.UU., proporciona un nivel de seguridad no comúnmente encontrado en el espacio de las criptomonedas. Esta claridad, combinada con su naturaleza descentralizada, posiciona a Kin como un jugador único en la economía digital, respaldado por una comunidad global de interesados que están colectivamente invertidos en su crecimiento y utilidad.

Kin, una criptomoneda descentralizada, fue introducida en 2017 por Kik Inc., fundada por Ted Livingston. Inicialmente lanzada en la blockchain de Ethereum, Kin tenía como objetivo facilitar transacciones globales sin permisos y sin intermediarios. En 2020, se logró un hito significativo cuando Kin migró a la blockchain de Solana. Esta transición permitió a Kin aprovechar las capacidades de Solana para un escalado eficiente, habilitando transacciones casi instantáneas con tarifas mínimas y alineándose con la plataforma sostenible y neutral en carbono de Solana.

Un evento crucial en la historia de Kin ocurrió en 2020 cuando Kik Inc. llegó a un acuerdo con la Comisión de Bolsa y Valores de los Estados Unidos (SEC). Este acuerdo aclaró que Kin no necesitaba ser registrado como un valor, proporcionando a Kin un grado raro de claridad regulatoria en el espacio de las criptomonedas.

El ecosistema de Kin está respaldado por una comunidad descentralizada en lugar de una entidad centralizada. Este enfoque impulsado por la comunidad fomenta un entorno colaborativo donde los interesados están incentivados a mejorar la utilidad de Kin y expandir su adopción. La integración de Kin en varias plataformas, incluyendo la plataforma de pagos global de Code Inc., ejemplifica su creciente caso de uso. Esta plataforma empodera a creadores de contenido y desarrolladores para monetizar su trabajo a través de micropagos, ofreciendo nuevas oportunidades de ingresos que los modelos de pago tradicionales no pueden soportar debido a las altas tarifas.

En 2024, Code Inc. aseguró financiamiento en una ronda de semilla de firmas prominentes de capital de riesgo como USV y M13, junto a líderes de la industria blockchain como Anatoly Yakovenko, Raj Gokal y Balaji Srinivasan. Esta inversión subraya la confianza en el potencial de Kin para revolucionar los pagos digitales y la monetización de contenido.

El recorrido de Kin también incluye avances técnicos, como la integración con PIP y la disponibilidad de un intercambio de Kin ERC20 a Kin SPL. Estos desarrollos reflejan el compromiso de Kin de mejorar su infraestructura y experiencia de usuario, asegurando transacciones fluidas a través de su creciente ecosistema.

La naturaleza descentralizada de Kin asegura que su desarrollo y expansión sean impulsados por una comunidad global de interesados. Esta autonomía permite un ecosistema dinámico y adaptable, donde los esfuerzos colectivos de sus participantes contribuyen a la evolución y éxito continuos de la criptomoneda.